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Carta abierta a las juventudes

Se acerca octubre, y con ello, una nueva jornada electoral en el país. La carrera para iniciar las campañas es contrarreloj, y darse a conocer en todo un municipio, departamento o país no es tarea fácil. Sobre todo cuando se está iniciando en este ejercicio que es cada vez más complejo. Entiendo completamente a los candidatos porque también fue difícil para mí, y mucho más en mi condición de mujer. 

Pese a todos los obstáculos que hay que enfrentar, admiro a quienes se atreven a postularse a ocupar un cargo de elección popular. Admiro sobre todo el valor de los jóvenes que siguen creyendo, que siguen intentando y que se siguen abriendo camino hasta lograr el sueño de llegar a ser elegidos. 

Estoy segura que en estas próximas elecciones de octubre serán grandes protagonistas. Ya en todos los rincones se hablan de las juventudes, diversas, propositivas, con gran sentido social, con el talento para renovar lo tradicional con sus ideas frescas y creativas.

Entonces, quiero escribirles directamente, con la esperanza que mis palabras les lleguen.

Quizá su juventud y la mía parecen distantes. Hoy llegan al mundo electoral con su natividad digital que pone a prueba nuestra tradicional forma de entender y vivir la política y con su vasto conocimiento en las plataformas digitales y sus tendencias que se toman las estrategias políticas de cada campaña. ¡Qué gran desafío es seguirles el paso! Me reconforta contarles que la joven Martha también fue soñadora y con ganas de comerse el mundo.

Este diálogo, entre ustedes y yo, siempre será en doble vía, porque en cada intercambio con un joven puedo aportar conocimiento y experiencia y ustedes me contagian con su fuente de dinamismo para transmitir de forma constante nuevas ideas. 

En mis equipos de trabajo siempre he estado rodeada de jóvenes. Cuando fui congresista, algunos de mis Proyectos de Ley fueron construidos con sus aportes porque su espíritu crítico frente a las realidades sociales me permitían cuestionarme, incluso aquello a lo que estaba acostumbrada. 

Me llenan de orgullo y entusiasmo y me convencen de que en definitiva el ejercicio político en Colombia está más vivo que nunca. Para seguir avivando esta llama, los diálogos intergeneracionales se convierten en una herramienta indispensable para que aquellos que lleguen a los escaños de poder sigan edificando siempre sobre lo que ya hemos venido construyendo. 

No temo apostarle a la juventud este próximo 29 de octubre, este equipo entre generaciones es lo que construye sociedad, no hay una mejor forma de hacerlo. Confío en ustedes como unos pares porque, si me piden un consejo, la Martha joven tenía claro que, políticamente hablando, el mayor riesgo de las juventudes es que siendo jóvenes no se arriesguen a nada. 

 

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