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Atlántico, un destino para disfrutar

Desde el renacer turístico de Puerto Colombia a través de su nuevo muelle, pasando por el auge de los festivales gastronómicos hasta llegar a las rutas del girasol que han visitado gran parte de los municipios del departamento, el Atlántico ha ratificado que es un territorio en el que aún hace falta mucho por explorar.

Para nadie es un secreto que durante años los atlanticenses nos vimos extremadamente limitados en la oferta turística de nuestro departamento y que las actividades para los fines de semanas se reducían a salidas a los centros comerciales.

Sin embargo, como especie de un giro más que necesario, los mandatarios y la ciudadanía han ido desarrollando actividades conjuntas de creación, recuperación, restauración; pero, sobre todo, de apropiación de los espacios de recreación que nos pertenecen.

Toda esta reactivación turística ha brindado resultados maravillosos que al final terminan beneficiando a cada una de las comunidades en las que el turismo se convierte en una fuente de empleo y de emprendimiento.

Según estadísticas de la Gobernación del Atlántico, se estima que durante este año fueron más de 764.000 visitantes nacionales e internacionales que recibió el departamento, lo que representa un crecimiento del 83% respecto al 2021 cuando se registró la llegada de 417.000 visitantes. Por ello, actualmente el Atlántico se ubica entre los cinco departamentos con mayor afluencia de turistas en el país.

No obstante, las condiciones geográficas del territorio han hecho que el departamento sea atractivo para nativos y foráneos que desean disfrutar de entornos que conecten con la naturaleza y el mar.

Atlántico posee una oferta amplísima, tales como el ecoturismo en las zonas de amplia riqueza natural como Tubará, Playa Mendoza, Santa Veronica, Juan de Acosta e, incluso, Usiacurí.

Este último, un municipio maravilloso que enamora con sus hermosos paisajes; Además, cuenta con colores que inspiran, los cuales están plasmados en los techos de las casas, convirtiéndose así en el mural a cielo abierto más grande de Colombia y está hecho por manos usicureñas.

Adicionalmente, ‘El Pesebre del Atlántico’ no solo posee un  excepcional trabajo de artesanías, sino que se destaca también Ponedera con su alfarería; Galapa con sus máscaras del Carnaval, y las recuperaciones de madera náufraga en Puerto Colombia, mi lugar mágico con su imponente muelle y las esculturas de los migrantes que nos permiten reencontrarnos con nuestras raíces e invitan a darle valor al respeto de la diversidad.

Tampoco podemos olvidar el poder encantador que tienen los atardeceres del Atlántico, sobre todo en la hermosa vista que nos da el Castillo de Salgar, un lugar que con sus espacios nos conecta al pasado.

Para los amantes de lo extremo, el buen comer y la serenidad también hay lugar. Nada más rico que una arepa de huevo en Luruaco, o sentir la adrenalina de tirarse por la tirolesa, frente a la laguna de este municipio donde también se puede practicar kayak.

Es imposible no mencionar nuestra cultura y artes: desde la música hasta la danza, los cuentos y el folclor, el Atlántico tiene turismo para ofrecer. Y aunque sé que me faltan lugares por mencionar, la invitación final es que podamos hacer del Atlántico un destino para disfrutar.

 

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