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¡No nos vamos a dejar amedrantar!

Los hechos ocurridos en Barranquilla y su área metropolitana, ratifican lo que he venido expresando como ciudadana y congresista en mis últimos artículos, en los cuales he llamado la atención sobre la necesidad de encontrar herramientas para frenar el espiral de la inseguridad en las principales urbes del país.

Al país se le vendió la idea que ya se había aclimatado la paz en Colombia a propósito del acuerdo de paz con las FARC, pero se ha descuidado la seguridad en las grandes ciudades del país.  Sin duda la firma del Acuerdo de Paz es altamente plausible y hay que defenderlo, pero aún no podemos hablar de paz total. Porque estamos ante el eventual fracaso de los diálogos con el ELN y al sometimiento de organizaciones criminales financiadas por el narcotráfico que se han instalado en la ciudad debido a su privilegiada ubicación geográfica y su dinamismo económico y comercial, que hoy se disputan el territorio en los centros urbanos de Colombia.

Insisto en que la mirada no puede ser solamente incrementar el pie de fuerza, sino por ejemplo introducir reformas al funcionamiento misional de la Policía Nacional y el mismo Ejercito Nacional, para que este último también pueda ayudar a enfrentar la criminalidad y el terrorismo. Necesitamos una política integral de seguridad, fomentar espacios de diálogo con actores sociales que contribuyan a través de sus experiencias y conocimientos a encontrar nuevos métodos para la prevención y abordaje de la inseguridad. Tareas que como congresista me comprometo a impulsar en la próxima agenda legislativa.

La solidaridad que se ha despertado en Barranquilla y en el país luego del asesinato de policías y civiles, nos indica que hay una ciudadanía que defiende las instituciones y en el caso particular de nuestra ciudad, que se declara en pie de lucha para que su tradicional alegría y esperanzas no sean arrebatadas por los criminales.

Hoy más que nunca debemos mantenernos unidos para derrotar la delincuencia, que nos está arrebatando a los Héroes de la Patria y a nuestros seres queridos.

Este lamentable acto terrorista debe verse como una oportunidad para abrir el debate público sobre la seguridad en Barranquilla y su Área Metropolitana, incluyendo todos los actores del Gobierno Nacional, Departamental, Distrital y la sociedad civil, con el fin de promover un verdadero proceso de gobernanza en torno a la seguridad ciudadana y el crimen organizado.

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